Ya son 20 años de conflicto en Afganistán, en los cuales la acción del gobierno ha estado facilitando la corrupción, no se han cumplido las promesas y junto a una constante presencia de fuerzas extranjeras en la zona, ha ido contribuyendo a un caldo de cultivo perfecto para que los talibanes recobraran poder y respaldo social. Todo ello sin olvidar la tremenda brecha entre las zonas rurales y la capital del país.
Afganistán trató de dejar de ser un estado fallido, pero no lo ha conseguido y la culminación es el control por parte de los talibanes de prácticamente la totalidad del país. Por lo que la comunidad internacional debe asimilar y aprender que para conseguir objetivos tan ambiciosos como es garantizar el cumplimiento de los DDHH es fundamental la intervención de las Organizaciones de la Sociedad Civil-OSC. La Paz, la democracia y los derechos no se establecen sólo con una intervención militar. En la declaración de los ODS, en su Objetivo 16 para lograr la paz, la justicia y la inclusión, se menciona “Es importante que los gobiernos, la sociedad civil y las comunidades trabajen juntos para poner en práctica soluciones duraderas que reduzcan la violencia, hagan justicia, combatan eficazmente la corrupción y garanticen en todo momento la participación inclusiva”.
Como denuncia la periodista y defensora de derechos humanos Humira Saqib, “Los talibanes han empezado a ir casa por casa buscando a mujeres activistas”. Como en cualquier situación de conflicto quienes más sufren sus consecuencias son las personas civiles que previamente ya estaban sometidas a situaciones extremas (Manifiesto CONGDE).
Ante esta situación debemos garantizar los derechos de quienes se quedan en el país y quienes consiguen huir deben ser plenamente garantizados, y detener cualquier deportación. Todo indica que pronto se producirá un éxodo humano.
Para todos aquellos que consigan huir, la comunidad internacional y especialmente la UE tienen que trabajar para garantizar un proceso de protección que permita dar una inmediata respuesta humanitaria a la situación. Esta respuesta debe estar basada en los derechos humanos creando si fuera necesarios nuevos instrumentos, incluidos políticos, que sean más eficaces para asegurar una solución conjunta y global a la emergencia humanitaria.
Por todo ello, desde el Fundipax hacemos un llamamiento a todos los gobiernos, instituciones, organizaciones, así como a todas las personas, para que desde la comunidad internacional se pueda dar una respuesta adecuada a esta grave crisis humanitaria y para que en el medio y largo plazo se trabaje en la construcción de una verdadera Cultura de Paz. Solo de esta manera podremos aspirar a vivir en un mundo donde se asegure el respeto de los Derechos Humanos, la justicia social y la igualdad de oportunidades.